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Un tsunami electrónico se nos viene

Tras la pandemia de 2020 muchas cosas cambiaron, entre ellas los hábitos y, atados a ellos, el desarrollo de herramientas que han consolidado definitivamente conceptos como los de ‘remoto’, ‘en línea’, ‘tiempo real’ y ‘cero emisiones’. Existen cuatro elementos que se avisoran en el horizonte de las necesidades colectivas de la sociedad mundial y que ya están dando mucho de qué hablar: la firma electrónica, la facturación electrónica, el blockchain y los smart contract. Ellos son los protagonistas de este ‘tsunami electrónico’ del que el Ecuador, evidentemente, no estará exento.

Al momento, la irrupción de estas nuevas herramientas es todavía incipiente en nuestro país o, al menos, carente del peso que ya tiene en otras naciones. Sin embargo, el potencial de la firma electrónica, el blockchain, la tokenización de activos y otras nuevas tecnologías, son inmensas y la tendencia creciente con que se aplicarán próximanente en el Ecuador es inevitable. De allí la necesidad de acercarnos a estos recursos que pronto se convertirán en imprescindibles dentro de nuestra cotidianidad.

Para empezar, la firma electrónica, la facturación electrónica, blockchain y los smart contracts basan su potencial de uso en ámbitos como el financiero, comercial, catastral, el de compras públicas, y muchos otros. Es este salto tecnológico definitivo hacia la virtualidad, el que obliga a las compañías a cambiar sus patrones de operación hacia un nuevo modelo que está totalmente orientado al cliente y que es mucho más digital. Para ello, las empresas e instituciones deberán despojarse de temores y enfrentar inconvenientes, totalmente superables, en aspectos legales, operativos y prácticos.

La facturación electrónica, por ejemplo, incorporará en cuestión de semanas a aproximadamente un millón de contribuyentes ecuatorianos, y ya no estamos hablando de una situación del futuro inmediato: según el Servicio de Rentas Internas (SRI), los contribuyentes emitieron 164,4 millones de facturas físicas entre enero y julio de 2022, es decir, 13% menos que en igual período de 2021. Pero aquí una cifra más interesante: el valor facturado a través del mecanismo de facturación electrónica creció 21% entre enero y julio de 2022.

Respecto al blockchain y los smart contracts, estos son ya una realidad en el mundo y lo serán en el Ecuador en el corto y mediano plazo. En el caso del blockchain, esta herramienta será de valiosa utilidad en la medida que se trata de una estructura de datos que hace posible crear un libro digital y compartirlo entre una red de partes independientes. Esta tecnología registra, conserva y protege la información de cualquier tipo de operación digital, sin intervención de terceros, en un contexto de inmutabilidad, confiabilidad y registro descentralizado.

Por otra parte, los smart contracts son contratos que tienen plena vigencia legal una vez que las partes acuerdan los términos que se registran en código virtual. De este modo el contrato se almacena en una dirección específica de blockchain y con ello se eliminan intermediarios, con el consecuente ahorro de costos operacionales y un incremento de la eficiencia y una ejecución rápida y autónoma del documento.